sábado, 31 de mayo de 2008

RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO



Rafael Leónidas Trujillo Molina (San Cristóbal, 24 de octubre de 1891 - Santo Domingo, 30 de mayo de 1961) Militar y político dominicano. Dictador del país, gobernó de facto entre 1930-1961 manteniendo formalmente estructuras constitucionales. Fue Presidente de la República Dominicana en los períodos 1930-1938 y 1942-1952.

Nació en San Cristóbal el 24 de octubre de 1891. Fueron sus padres José Trujillo Valdez, pequeño comerciante descendiente de un sargento (posiblemente de origen canario), del cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Español que llegó al país en 1861, y Altagracia Julia Molina Chevalier, hija de Pedro Molina, campesino dominicano, y de Luisa Ercina Chevalier, hija a su vez de un oficial haitiano de los tiempos de la ocupación de 1822. Su abuela Villeta Chevalier también era de origen afro-haitiano.

Posesiones y sus grandes beneficios económicos
La presidencia le daría la oportunidad de convertir al país de su propiedad. Trujillo utilizaba el método de adquirir propiedades, fincas y
negocios lucrativos, a precios bajísimos y con esto los sectores de la clase alta e inversionistas se aterrorizaban cuando Trujillo se interesaba en alguna de sus propiedades: después de la destrucción (debido al ciclón San Zenón en 1930) de la antigua capital dominicana, (Santo Domingo), el dictador mandó reconstruirla, y una vez modernizada, la rebautizó como "Ciudad Trujillo".

Tuvo numerosas posesiones, entre ellas:
Sal. En
1931 se adueñó de la producción y venta de sal. Esto le reportaba unos 400,000 pesos netos anuales.
Carne, las que le proporcionaban ingresos anuales de unos 500,000 pesos.
Arroz. Prohibió la importación de arroz y sólo permitió el consumo del arroz criollo que distribuía una de sus tantas empresas personales.
Central Lechera.
Compañía Anónima Tabacalera.
Fábrica Dominicana de Calzados.
Pinturas Dominicanas.
Ingenios Porvenir, Ozama, Amistad, Monte Llano, Barahona, Consuelo, Quisqueya, Boca Chica, Las Pajas, Santa Fe, Catarey y Río Haina.
Seguros San Rafael.
Licorera La Altagracia.
Sociedad Industrial Dominicana.
Refinadora de Aceite de Algodón.
Molinos Dominicanos.
Fábrica Dominicana de Cemento.
Fábrica de Sacos y Cordelería.
Fábrica de Vidrio.
Industria Nacional del Papel.
Atlas Comercial Co.
Caribbean Motors.
Compañía Dominicana de Aviación.
Ferretería Read.
Periódico La Nación.
Industria Caobera.
Aserradero Santelises.
Naviera Dominicana.
Industrias Niguas.


Descripción de la muerte de Trujillo
Entraron en acción esa noche:
Eric Perez Herrand, Huáscar Tejeda, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Antonio de la Maza, Roberto Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Amado García Guerrero quienes fueron las personas que avisaron a los demás involucrados en la conspiración, que el dictador saldría esa noche para San Cristóbal, incorporándose todos, momentos antes del atentado.

El primer disparo contra Trujillo, que fue de escopeta, fue hecho cuando el automóvil que conducía Antonio Imbert y en el cual se encontraban Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhalá y el teniente Amado García Guerrero, todavía estaba detrás del de Trujillo y no, como según las versiones de tres de los participantes (Antonio Imbert, Huáscar Tejeda y Salvador Estrella Sadhalá), cuando éste estuvo al lado del de Trujillo. Ese primer disparo hirió al dictador. Por otras versiones se sabe que quien lo hizo fue Antonio de la Maza, quien estaba en el asiento delantero derecho del vehículo.

Zacarías le sugirió a Trujillo que se fueran del lugar, pero el dictador insistió en que se parasen a pelear. Salvador Estrella Sadhalá, ya preso, dijo que Trujillo ordenó: "Párate a pelear".
Desde el vehículo con los cuatro agresores y mientras rebasaban el automóvil del dictador, se efectuaron disparos con un fusil M-1. Algunos pudieron haber impactado a Trujillo. Por otra versión se sabe que quien le disparó fue Amado García Guerrero, que estaba en el asiento trasero derecho.


Al ordenar Trujillo que se detuvieran, el vehículo conducido por Imbert les rebasó y éste luego tuvo que frenar y volverse. Entonces el vehículo de los agresores dobló y bloqueó el lado derecho de la autopista. Zacarías trató de volver su automóvil hacia Ciudad Trujillo, pero no lo hizo pues Trujillo, malherido, optó por bajarse del carro y pelear en la intemperie, sin la protección del interior del vehículo. Eso cuadra con la declaración que en la cárcel dio Huáscar Tejeda.
La única arma que utilizó Trujillo fue un pequeño revólver 38 de bolsillo.


Zacarías le advirtió a Trujillo que él también había sido herido. Como su vehículo ya se había detenido, pudo disparar con un rifle M-1. El dictador, ya fuera del automóvil, también disparó con su revólver, avanzando 3 ó 4 metros desde el frente de su automóvil, moviéndose al descubierto hacia los vehículos que le atacaban. De pronto cayó de bruces, inerte, presumiblemente ya muerto.

Zacarías, ya solo, siguió disparando con su M-1 y luego con una ametralladora Luger. Vio cuando uno de los agresores avanzó hacia el cuerpo de Trujillo, lo que aprovechó para tirarle y herirle. De los integrantes del automóvil de los cuatro agresores, tres recibieron heridas leves: Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá y Antonio Imbert.

Al acabársele los tiros a Zacarías, salió del vehículo para buscar una ametralladora que estaba en el asiento de atrás del mismo y entonces fue herido por un tiro en la cabeza y se desmayó. En total recibió nueve impactos. De creerse su versión, los atacantes no lo vieron ni lo remataron cuando se acercaron al vehículo. Eso es improbable, luce más bien que Zacarías se ocultó en la finca que en ese entonces bordeaba la autopista.

Zacarías no cita la llegada del segundo vehículo, manejado por Huáscar Tejeda y donde estaban Pedro Livio Cedeño y Fifí Pastoriza. Debió haberse desmayado antes, por lo que la grave herida que sufrió Pedro Livio entonces fue hecha por uno de sus compañeros. Luis Salvador Estrella, en su libro, probablemente en base a lo narrado por Salvador Estrella la misma noche del 30 de mayo antes de esconderse, coincide en que el segundo vehículo llegó después de muerto Trujillo y que fue Salvador quien, por error, hirió a Pedro Livio, quien en efecto obtuvo heridas de una pistola 38. El único que usó ese arma esa noche fue Salvador.

Esta versión de los hechos difiere en detalles importantes de lo declarado por Antonio Imbert a la prensa y también de lo dicho por Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza y Salvador Estrella Sadhalá bajo interrogatorio cuando fueron detenidos y de lo que luego contaron a sus amigos en la cárcel, antes de ser asesinados en noviembre de 1961.

Varias horas después de su muerte, su hijo adoptivo

Rafael Leónidas Trujillo Martínez, Ramfis, quien se encontraba en París, alquiló un avión y regresó a Santo Domingo en las primeras horas del miércoles 31 de mayo, poniéndose de inmedianto al frente de la situación y convirtiéndose en el hombre fuerte del país. El Servicio de Inteligencia Militar, y todos los servicios de seguridad del estado realizaron amplias redadas en todos los sectores de la ciudad buscando a los participantes.

Funerales

El 2 de junio de 1961 se realizaron los funerales en el Palacio Nacional, miles de personas de todos los estratos sociales desfilaron ante el féretro que contenía los restos de Trujillo, "el hombre que había sido sembrado en sus mentes como su protector y guía, el hombre que aparentemente lo podía todo, estaba muerto".

El cortejo fúnebre partió del Palacio Nacional a San Cristóbal para recibir cristiana sepultura en la iglesia de su ciudad natal, tal como había sido su última voluntad. Luego de la misa de cuerpo presente donde se le perdonaron los pecados al difunto el Dr. Joaquin Balaguer procedió a leer el panegírico de lugar, en unas de sus partes dijo : El momento es pues propicio para que juremos sobre estas reliquias amadas que defenderemos su memoria y que seremos fieles a sus consignas manteniendo la unidad. Querido jefe, hasta luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste durante más de 30 años, miraremos hacia tu sepulcro como un símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú encendiste en los altares de la República y en el alma de todos los dominicanos. Terminadas las ceremonias su cadáver fue trasladado a un panteón especial que él mandó a construir en vida debajo del altar mayor de la iglesia.

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